La justicia rusa condena al líder opositor Navalni a otros 19 años de prisión

El opositor ruso Alexei Navalni ha sido condenado este viernes a 19 años de cárcel por extremismo, según ha hecho saber el Tribunal de Moscú en su dictamen. «Queda asignada a A.A. Navalni una sentencia de prisión por un período de 19 años que se cumplirá en una colonia de régimen especial», anunció el juez Andrei Suvorov en el veredicto, recogido por la agencia rusa TASS.

El opositor ruso fue imputado en junio por crear una «comunidad extremista», incitar al extremismo, fundar organizaciones que infringen los derechos de los ciudadanos, financiar el extremismo, llevar a menores a realizar «actos peligrosos» y «rehabilitar el nazismo».

Navalni ha recalcado que el régimen ruso pretende «intimidar» y «meter miedo a millones» de personas con su proceso penal. El opositor ruso, que acudirá este viernes a los tribunales, ha afirmado así que la ciudadanía se opone «a la corrupción, la guerra y la anarquía» a la par que está a favor de un cambio en el poder a través de unas elecciones justas.

«Al inflar los casos de financiación del extremismo, las autoridades han logrado que se haya vuelto ‘un poco arriesgado’ apoyar a nuestra organización desde dentro de Rusia», ha dicho, agregando que sus partidarios deben valorar sus acciones de protesta.

El opositor ruso fue imputado en junio por crear una «comunidad extremista», incitar al extremismo, fundar organizaciones que infringen los derechos de los ciudadanos, financiar el extremismo, llevar a menores a realizar «actos peligrosos» y «rehabilitar el nazismo».

Navalni, crítico con el Kremlin y el presidente ruso, Vladimir Putin, ya cumple una condena de nueve años por delitos de fraude y desacato vinculados a la recaudación de fondos para las actividades del Fondo Anticorrupción (FBK), una organización fundada por él mismo y catalogada de «extremista» por Moscú.

Navalni fue encarcelado en enero de 2021 cuando regresó a Moscú desde Berlín, donde había estado recuperándose de un envenenamiento que él y los gobiernos occidentales atribuyeron al servicio de seguridad de Putin.