El rey Carlos III y la reina Camilla aterrizaron en el aeropuerto de Orly el miércoles a las 2 de la tarde para su primera visita de tres días a Francia. Un despliegue diplomático mayor británico, para reconstruir los destruidos vínculos que dejó el Brexit como herencia, cuando el reino se siente cada vez más aislado del mundo y con la segunda economía más debilitada de los países del G20, después de Argentina, según el informe de la OCDE.
Carlos ya ha llegado a Francia 34 veces antes. En estas ocasiones todavía era sólo Príncipe de Gales. Habla francés lo suficiente como para dar un discurso o charlar con Emmanuel Macron, y se lleva “muy bien” con el presidente, según fuentes diplomáticas.
Inicialmente prevista para finales de marzo, esta visita de Estado de tres días iba a ser la primera en la agenda internacional del nuevo rey, antes de ser pospuesta debido a las violentas manifestaciones contra la reforma de las pensiones en Francia.
El rey partió en la mañana del miércoles desde Birkhall, el ex palacio de la reina madre, al lado de Balmoral, donde él pasa sus vacaciones de verano pero considera la favorita de sus demasiados palacios. El avión real despegó desde Escocia y llegó al aeropuerto de Orly a las 2 de la tarde, donde lo esperaba la primera ministra francesa, Elizabeth Borne.
Una larga alfombra roja para recibirlo y la Guardia Republicana desplegada en la recepción para luego llegar al Pabellón real. Un convoy de siete vehículos llevaron la caravana real al Arco del Triunfo y a la avenida de los Campos Elíseos, decorada con docenas de grandes banderas británicas.
Un rey en traje azul y una reina toda vestida de rosa bebé, honrando a Barbie, con un pequeño casquete en el mismo color. Coincidía con el rosa fucsia de la camisa de la primera ministra Borne, con pantalones negros y muy bronceada.
Sonó el “God save the king», La Marsellesa y se inició la visita oficial de un soberano británico que era más popular como príncipe de Gales que como nuevo rey. Las banderas británicas ondeaban en el viento. Revista de las tropas de Pacaidista, los Marinos y los tripulantes del portaaviones Charles de Gaulle y la Fuerza Aérea.
Ambos depositaron una corona de flores en la tumba del soldado desconocido y el rey encendió la llama de la nación.
Los aviones conjuntos de los Red Arrows británícos y los pilotos franceses de la Patrulla de Francia cruzaron el cielo de Paris diseñando la bandera francesa.
En un Citröen francés descapotable, con la bandera francesa y el pabellón del monarca, comenzaron su marcha por la avenida de los Campos Elíseos y los saludos. Carlos llegó con su guardaespaldas de origen indio y los que los protegen en el reino.
Antes el rey hizo su “roundabout” con los invitados y dio la mano a cada uno. Un rey más táctil que su predecesora, su madre, más distante. Pero había muy pocos en los Campos para saludarlos.
Protegidos por los caballos de la Guardia Republicana, rodeados por motociclistas armados, el presidente y el rey avanzaron por la avenida más linda del mundo. Paradojal: los fotógrafos podían fotografiarlos juntos desde una motocicleta. La misma imagen que llevó a la princesa de Gales al túnel del Alma antes de morir.
Un Bentley blindado y más de 8.000 policías y gendarmes
El soberano, al igual que su madre, trajo su Bentley bordeaux blindado para desplazarse en París. Es más fácil: está diseñado para que la reina pueda sentarse sin que su sombrero toque el techo.
Puntualmente llegaron y puntualmente partieron de Orly rumbo al Arco del Triunfo. Apenas 25 kilómetros del aeropuerto a la avenida de los Campos Elíseos. Allí estaban el presidente Macron, la primera dama, Brigitte y los ministros de su gabinete.
El país está en alerta ante la llegada de los reyes y del Papa Francisco este jueves, bajo el temor a atentados terroristas. Al Qaeda anunció que atacaría un ministerio. Un trabajo extremadamente complicado e intenso para la policía, cuando las visitas del rey y del Papa en Marsella coinciden con y el Mundial de rugby.
Al menos 8.000 policías y gendarmes están movilizados. El desafío de seguridad de la visita real, que generalmente en Gran Bretaña utilizan una discreta seguridad.
La portavoz del Ministerio del Interior, Camille Chaize, aclaró este miércoles las líneas generales del sistema para garantizar la seguridad del rey Carlos durante su estancia en Francia.
“Hoy están movilizados un total de 8.000 policías y gendarmes. Todo comienza en la pista del aeropuerto, y luego, llega el gran momento que es el reavivamiento de la llama en la tumba del Soldado Desconocido en el Arco de Triunfo, luego el descenso de los Campos Elíseos” explicó.
Ante la llegada de Carlos III a Francia, Emmanuel Macron publicó un vídeo y un mensaje en X (antes Twitter) e Instagram para dar la bienvenida al soberano británico.
«Ha venido como príncipe, regresa como rey. Su Majestad, bienvenido», escribió el presidente de la República en inglés para acompañar un vídeo que recorre las anteriores visitas del rey a Francia.
El poder y el Arco de Triunfo
Todo el poder de Francia desplegado en el Arco del Triunfo. Todos los ex presidentes con vida invitados: allí estaban François Hollande y Nicolás Sarkozy para recibirlo. Brigitte Macron tenía un tailleur azul marino con botones blancos, sin sombrero.
De allí al Palacio del Elíseo. El rey y el presidente Macron se reunieron para su cumbre sobre la biodiversidad, el cambio climático, probablemente los problemas británicos con Europa, la situación en África y en el Sahel.
El presidente francés ofreció al rey Carlos III una edición original de Racines du ciel de Romain Gary, así como una medalla en homenaje a las luchas que el soberano libra desde hace décadas a favor del medio ambiente, anunció el Elíseo.
La obra, que ganó el prestigioso premio literario de la Academia Goncourt en 1956, se desarrolla en África, con el tema central «la protección del planeta y en particular de los elefantes», indicó la presidencia francesa, confirmando informaciones del parisino.
Luego los reyes partieron a la embajada británica, su lugar de residencia, donde junto a Macron, tenían previsto plantar un árbol.
Un menú negociado diplomáticamente
La gran comida de gala estaba prevista para la noche del miércoles en la Galería de los Espejos del palacio de Versalles, el mismo lugar donde honraron a Isabel II.
El menú fue diplomáticamente negociado entre Clarence House, la casa donde vive el rey, y el palacio del Elíseo. Carlos III prohibió el muy francés foie Grass que su madre, Isabell II, adoraba comer en sus visitas de estado a Francia, los espárragos porque es ecologista y no come verduras o legumbres que no sean de la estación y aprobó el gratin de cepas, que tanto gustaba a la reina.
Los vinos, que cuestan más de 600 euros la botella, también están en el menú de Versailles.
El champán Pol Roger cuvée Winston Churchill 2013 tiene un precio de más de 600 euros el magnum. El Bâtard Montrachet grand cru 2018 cuesta más de 530 euros y el Château Mouton Rothschild 2004 cuesta más de 500 euros.
Jean-François Antony, el quesero elegido para preparar la cena de Estado, reveló su selección de quesos.
“La idea era encontrar 3 quesos diferentes, que se complementaran bien”, explica. «Empezamos con un poco de queso de cabra, un pélardon, luego un Comté muy viejo de 35 meses, y terminamos con un pequeño toque inglés, el stichelton, que es un stilton de leche cruda», detalla.
El rey es un gran conocedor de los quesos franceses, que defendió ardientemente en 2015, durante un viaje a París. «En una sociedad bacteriológicamente correcta, ¿qué será de Brie de Meaux, Crottin de Chavignol o Bleu d’Auvergne?», afirmó.
Pierre Hermé presentó el postre que servirá en la cena. El pastelero fue elegido por la pareja presidencial para firmar la nota dulce de la cena de Estado, este miércoles por la noche en el Palacio de Versalles. Ofrecerá una reinterpretación de Ispahán, una de las piezas centrales de su casa.
El protocolo
El jueves por la mañana, el rey Carlos acudirá al Senado para reunirse con los parlamentarios. Será la primera vez que un soberano británico habla ante los legisladores franceses. Allí hará su discurso en inglés y francés.
Los legisladores recibieron un protocolo detallado de reflejos a tener y comportamientos a evitar en presencia del soberano británico y su esposa, la reina Camila. La Corte de St. James tiene una de las reglas más rígidas de la Casa Real.
Un pequeño breviario de cómo comportarse delante de los royals ha sido distribuido a las autoridades francesas.Beso en la mano, inclinación de cabeza… Las «reglas de decencia» enviadas a los parlamentarios.Una guía de conducta para como tratar a los royals.
“No hay necesidad de esperar a que lleguen Sus Majestades para comenzar a servir bebidas” y “No debe usar, o evitar usar, ropa de determinados colores”, se enseña a los invitados.
Asimismo, se recuerda que tanto hombres como mujeres pueden inclinar la cabeza en señal de reverencia al estrechar la mano de los monarcas, y que se requiere el apelativo de “Su Majestad”.
Los invitados a la cena de gala
El mundo económico estará representado el miércoles a la noche en la comida de gala en Versalles. Varias figuras importantes como Bernard Arnault, Xavier Niel y Rodolphe Saadé estarán presentes.
Entre los 160 invitados a la cena de Estado de este miércoles también habrá varios políticos. Con el presidente del Senado, Gérard Larcher, y de la presidenta de la Asamblea Nacional, Yaël Braun-Pivet, estarán en Versalles diputados y miembros del gobierno (Elisabeth Borne, Gérald Darmanin, Sébastien Lecornu, Rima Abdul-Malak, Laurence Boone) .
Actores, cantantes pero también deportistas. Numerosos invitados participarán en la cena de estado en honor del rey británico Carlos III, organizada este miércoles en el Salón de los Espejos del Palacio de Versalles.
Entre los numerosos invitados estará Hugh Grant, actor de comedia romántica británico, gran amante de Francia y famoso en particular por su papel en Amor a primera vista en Notting Hill.
La cantante y actriz franco-británica Charlotte Gainsbourg también está invitada. Otra binacional esperada en el Palacio de Versalles: Emma Mackey, actriz que vio despegar su carrera gracias a la exitosa serie de Netflix “Sex Education”. También se espera al fotógrafo francés ecologista Yann Arthus Bertrand y al galés Ken Follett, autor de novelas históricas que ha vendido más de 170 millones de libros. Mick Jagger, la estrella de los Rolling Stones, también está invitado a Versalles. Como el actor Guillaume Gallienne y el violinista Renaud Capuçon.
El mundo del deporte también estará representado en la mesa del rey Carlos III con Amélie Mauresmo, la estrella del tenis francesa, que ganó Winbledon en 2006, y Arsène Wenger, entrenador del Arsenal durante 22 años. El hombre que ocupa el cargo de director de desarrollo del fútbol mundial en la FIFA ya estuvo presente en 2014, durante la cena de estado ofrecida en honor de Isabel II.
También está invitado su ex jugador Patrick Vieira, actual entrenador del Estrasburgo. Didier Drogba, leyenda del club Chelsea, también tiene su tarjeta de invitación. En la lista figura además Tony Estanguet, presidente del comité organizador de los Juegos Olímpicos de París 2024, Marie-Amélie Le Fur, presidenta del Comité Paralímpico y Deportivo de Francia, así como Florian Grill, presidente de la Federación Francesa de Rugby.
El banquete
Una noche fastuosa, donde la república rivalizará con la Corte británica en protocolo y esplendor en Versalles. Cada invitado descubrirá su lugar ,en el último momento, en un caballete instalado en la entrada del Salón de los Espejos. Un plano de mesa cuidadosamente elaborado por los servicios de protocolo del Elíseo y por la primera dama Brigitte Macron.
Los 160 invitados, previstos a partir de las 18.30 horas, entrarán por la Parrilla Real del Palacio de Versalles y cruzarán a pie la Corte Real. Luego ingresarán al salón Hércules, donde se les servirán los drinks, luego al salón Guerra, desde donde llegarán al Salón de los Espejos.
La pareja presidencial, Emmanuel y Brigitte Macron, y la pareja real, Carlos III y Camilla, llegarán a las 19.55 y 20.00 horas respectivamente a la Corte Real, a la altura de la alfombra roja.
Primero asistirán a un breve concierto del violinista sueco Daniel Lozakovich en la Capilla Real y luego llegarán al Salón de los Espejos, a través de la fila del Gran Apartamento del Rey.