Al menos cuatro soldados armenios han muerto y uno ha resultado herido en un intercambio de fuego con fuerzas azerbaiyanas en la frontera común. Se trata del incidente más grave entre ambos países caucásicos desde la reconquista de Nagorno-Karabaj —un enclave de mayoría armenia en territorio azerbaiyano— por parte de Azerbaiyán en septiembre y de que, en diciembre, ambos países se comprometieran a negociar en busca de la firma de un acuerdo de paz que ponga fin a más de tres décadas de conflicto entre estos dos Estados exsoviéticos.
El Ministerio de Defensa de Armenia ha informado en su web de que los combates comenzaron a las 5:30 hora local (2:30 en la España peninsular) cuando “unidades de las Fuerzas Armadas Azerbaiyanas abrieron fuego con armas ligeras” contra posiciones armenias en las cercanías del pueblo de Nerkin Hand, en el extremo sur de la frontera que separa ambos países. La misma institución ha añadido posteriormente que los combates se habían detenido cuatro horas después.
Por su parte, el Servicio de Fronteras del Estado (DSX) azerbaiyano ha afirmado que el ataque fue una “operación de venganza” en respuesta a las “provocaciones” armenias, ha recogido la agencia de noticias pública AZERTAC. Según esta versión, las fuerzas armenias estacionadas cercan de Nerkin Hand abrieron fuego en la noche del lunes contra las posiciones azerbaiyanas, por lo que, horas más tarde, los militares azerbaiyanos respondieron “destruyendo las posiciones” armenias. “Hay serias pérdidas entre el personal del puesto de combate destruido”, ha asegurado la agencia oficial.
Arman Tatoyan, antiguo defensor del pueblo en Armenia, ha publicado en X (antiguo Twitter) que el ataque azerbaiyano se produjo desde territorio armenio que Azerbaiyán mantiene ocupado desde las escaramuzas fronterizas de 2022. Según el medio armenio Civilnet, las fuerzas militares de Azerbaiyán han ocupado 215 kilómetros cuadrados de territorio internacionalmente reconocido como Armenia tras diversos enfrentamientos a lo largo de la frontera en los últimos tres años.
La Unión Europea mantiene desde finales de 2022 una misión de monitorización fronteriza destinada a evitar estos encontronazos y desplegada a instancias del Gobierno de Ereván, pese a la oposición de Azerbaiyán y de Rusia. Moscú dispone de una base militar con unos 2.000 soldados cerca de la ciudad armenia de Gyumri y ambos países forman parte de un pacto de defensa mutua, pero el Gobierno de Nikol Pashinián se queja de que Vladímir Putin ha abandonado a su socio del Cáucaso frente a los ataques de Azerbaiyán.
En 2020, el Gobierno de Bakú inició una ofensiva militar contra las provincias azerbaiyanas controladas por los armenios del Nagorno Karabaj y, de facto, por la vecina República de Armenia, desde la guerra de principios de la década de 1990 que siguió a la independencia de ambos estados de la Unión Soviética. Después de esa guerra, que en seis semanas dejó más de 7.000 muertos, solamente una fracción del territorio del Nagorno Karabaj quedó en manos armenias y bajo supervisión rusa, pero, en septiembre del año pasado, tras nueve meses de un intenso bloqueo, Azerbaiyán lanzó su ofensiva final para recuperar el control del territorio, provocando la huida de 100.000 armenios locales.
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Pese al duro golpe que supuso la pérdida del Nagorno Karabaj para la psique Armenia, el Gobierno de Pashinián se ha comprometido a negociar con Bakú para alcanzar un acuerdo de paz definitivo, consciente de la inferioridad militar de su país frente a Azerbaiyán, rico en hidrocarburos, y a su aliada Turquía, entre las 20 economías más ricas del mundo. Ambos países mantienen cerradas sus fronteras con Armenia, bloqueando al país caucásico por el este y el oeste.
Ya el año pasado, Pashinián reconoció públicamente la soberanía de Azerbaiyán sobre el Karabaj y, este enero, propuso modificar la Constitución armenia para eliminar del preámbulo las referencias al Nagorno Karabaj. Pero la posición del dirigente armenio es frágil, acusado por la oposición y por antiguos aliados de ofrecer una concesión tras otra frente a un Azerbaiyán crecido por sus victorias. De hecho, parte de la población teme un nuevo conflicto a raíz de los discursos irredentistas de las autoridades azerbaiyanas, que reclaman la apertura de un corredor a través del sur de país vecino (la zona donde se han producido los combates de este martes) y han llegado a reclamar territorios de Armenia que, antes de la Revolución Rusa, estaban poblados mayoritariamente por azeríes.
En cambio, al otro lado de la frontera, el presidente, Ilham Aliyev, no tiene ningún problema con la oposición tras haber revalidado por otros siete años su cargo de presidente, que heredó a la muerte de su padre en 2003. En las elecciones, celebradas el pasado 7 de febrero, Aliyev obtuvo el 92 % de los sufragios, entre críticas del Consejo de Europa y de observadores electorales por la falta de controles democráticos y la campaña de represión contra los medios y activistas opositores que precedió al voto.
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