La verdad sobre el incidente aéreo en el mar Negro que estuvo a punto de provocar una escalada en la guerra de Ucrania

El 29 de septiembre del año pasado un avión de vigilancia electrónica RC-135 Rivet Joint de la RAF británica que sobrevolaba el mar Negro fue objetivo de un misil disparado por un caza SU-27 ruso. El proyectil no impactó. El Kremlin aseguró que se había tratado de «un mal funcionamiento técnico» y Londres aceptó la versión. Especular con qué habría pasado si el avión, con una tripulación de hasta 30 personas, hubiera sido derribado es fácil.

Este jueves se ha conocido la realidad tras aquel incidente que los dos gobiernos implicados trataron de minimizar para no provocar una irremediable escalada bélica en Ucrania de consecuencias imprevisibles. Según revela la BBC, la verdad sobre aquel 29 de septiembre en el aire fue muy diferente: no fue un fallo, sino un fallido intento de derribo tras unas órdenes confusas.

Las comunicaciones interceptadas por el propio avión británico involucrado revelan, según la cadena británica, que cuando el aparato se encontró con dos cazas rusos, estos pidieron permiso para atacar y, tras recibir una orden de tierra ciertamente ambigua, uno de ellos decidió disparar.

Discusión entre los pilotos rusos

El otro piloto no solo interpretó la orden en otro sentido y no abrió fuego, sino que comenzó a discutir con su compañero y le llegó a preguntar que qué creía que hacía, siempre según la información de la cadena británica. Tras el disparo, siguió protestando y maldiciendo a su compañero, probablemente consciente de las repercusiones.

Aún así, el caza agresor realizó otro disparo, lo que se puede interpretar que el primero fue abortado o tuvo algún tipo de fallo técnico que sirvió para construir la versión oficial.

Afortunadamente, el piloto no había logrado fijar el objetivo y el proyectil se perdió.

La reacción de Londres a las revelaciones

En respuesta a esta información de la BBC, el Ministerio de Defensa británico ha asegurado que no va a revelar las comunicaciones de aquel incidente. «Nuestra intención siempre ha sido proteger la seguridad de nuestras operaciones, evitar una escalada innecesaria e informar al público y a la comunidad internacional», ha asegurado ese ministerio, según la cadena británica. Pero también avisa de que «este incidente es un crudo recordatorio de las posibles consecuencias de la bárbara invasión de Ucrania por parte de Putin».

Los incidentes entre aeronaves rusas y de países miembros de la OTAN, que apoyan a Ucrania, han sido una constante desde el inicio de la guerra el 24 de febrero de 2022.

Esos incidentes, junto a la caída de misiles en territorio OTAN, se han percibido como las causas más posibles de una escalada del conflicto que pudiera conllevar a una implicación directa de los países de la Alianza.