Vladimir Putin corteja a África tras negarle el grano ucraniano

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Promete enviar hasta 50.000 toneladas de suministros de cereales de manera gratuita a seis países africanos.

El presidente ruso, Vladimir Putin, durante la cumbre de hoy.KIRILL KUKHMARAFP

Dispuesto a lavar su imagen y posar como una potencia mundial, el presidente ruso, Vladimir Putin, prometió el jueves enviar hasta 50.000 toneladas de suministros de cereales de manera gratuita a seis países africanos. Sus palabras coparon los titulares del día en los medios rusos al inaugurar una cumbre Rusia-África en su ciudad natal, San Petersburgo: «En los próximos meses podremos asegurar el suministro gratuito de 25.000 a 50.000 toneladas de grano a Burkina Faso, Zimbabue, Malí, Somalia, República Centroafricana y Eritrea», dijo en su discurso de apertura una semana después de anunciar un abandono del acuerdo de exportación de grano por el mar Negro que puede causar una hambruna en varios países africanos.

El líder ruso agregó que aquellos que presentaban a Rusia como un proveedor de alimentos poco fiable estaban «diciendo mentiras», lo que ha sido «la práctica de algunos estados occidentales durante décadas, si no siglos». El Kremlin busca amigos y socios en esta segunda cumbre entre Rusia y África. A la primera, en Sochi hace cuatro años, asistieron 45 jefes de Estado o de Gobierno. A ésta, en la que Moscú busca reforzar lazos frente al aislamiento parcial que sufre por la guerra en Ucrania, sólo acuden 17 presidentes, aunque en total participan varias decenas de países. El Kremlin atribuye esta ‘espantada’ general a la presión ejercida por Estados Unidos y también Francia, que sigue todavía activa en África.

En su discurso, Putin expuso las razones por las que abandonó el acuerdo de grano, que según su versión que no estaba llevando cereales a los países más pobres, un hecho negado por la UE y que en todo caso no estaba en las condiciones. El líder ruso no reconoció el hecho de que el compromiso sirvió para bajar sustancialmente los precios mundiales, que han vuelto a subir considerablemente desde que Rusia se retiró del acuerdo.

Durante estos días Rusia ha estado redoblando sus esfuerzos para bloquear las exportaciones de grano de Ucrania y maximizar el daño a su economía. Además de sus ataques sistemáticos a tres puertos ucranianos en el mar Negro cerca de Odesa en los últimos días, Moscú por primera vez atacó terminales ucranianas en el río Danubio el pasado lunes. Pero a la vez ha utilizado el suministro de grano -en algunos casos robado de Ucrania- como un vector para generar simpatía por su posición sobre Ucrania ante el llamado «sur global» y crear un clima de opinión contra las sanciones occidentales.

‘AMIGO’ DE ÁFRICA

Aunque el Kremlin ahora busca reforzar la imagen de Rusia como un «amigo de África», los países en desarrollo están en riesgo de emergencia alimentaria por culpa de la invasión de Ucrania y por la ruptura por parte de Moscú del acuerdo de grano. Kenia denunció esta semana que la ruptura rusa fue una «puñalada en la espalda» que «afecta de manera desproporcionada a los países» de su región.

A pesar de su alto perfil en África, Rusia invierte relativamente poco en este continente de 1.300 millones de habitantes. En la primera Cumbre Rusia-África en 2019, Putin prometió duplicar el comercio de Rusia con el continente en cinco años, pero sigue estancado. Moscú aporta menos del 1% de lo que va a África en inversión extranjera directa, y casi no envía ayuda humanitaria.

Pero Rusia sí ofrece productos y servicios de interés para los líderes africanos. Aporta armas (es el principal proveedor de África) y seguridad a través de sus mercenarios y a la vez evita aleccionar a los países africanos sobre el respeto a minorías como los homosexuales, algo que algunos gobiernos autoritarios valoran en gran medida. Uganda se expone a sanciones de Washington por una nueva ley que establecía la pena de muerte por «homosexualidad agravada». El presidente de Uganda, Yoweri Museveni, figura como orador en esta cumbre en un coloquio sobre «formas de nuevo colonialismo impuestas hoy por Occidente a la mayoría mundial». Precisamente Uganda, y también Argelia, Egipto, Marruecos, Etiopía, Angola y Burkina Faso, están entre los mayores compradores de armas de Rusia.

Al obstaculizar las exportaciones de grano de Ucrania, Rusia espera reducir los ingresos presupuestarios de Ucrania y aumentar significativamente los precios en el mercado mundial, y cosechar los beneficios para sí misma. «Nuestro país es capaz de reemplazar el grano ucraniano de forma comercial y gratuita», y «continuar con el acuerdo de grano en su forma actual ya había perdido todo sentido», avanzó Putin esta semana.

Sobre la mesa queda el futuro del grupo Wagner en países como Sudán y MalI, que contratan a los mercenarios a cambio de recursos naturales como el oro. Su motín del pasado junio ha provocado dudas sobre su futuro papel en el continente, pero el ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Serguei Lavrov, ha dicho que el trabajo de Wagner en África continuará.

En esta cita, Putin intenta atraer a su órbita a otros países influyentes, incluidos Etiopía, Congo, Nigeria y Senegal. A cambio, diversos países africanos han evitado condenar la invasión de Ucrania. En su discurso en la reunión Azali Assoumani, líder de Comoras y presidente de la Unión Africana, se refirió a la guerra como «crisis ruso-ucraniana».

La narrativa rusa está dispuesta a contradecirse para atraer a países africanos. Diversos portavoces del régimen ruso como Konstantin Kosachev, presidente del comité de Asuntos Exteriores del Senado ruso, denunciaron la política «neocolonial» de Occidente, a la vez que defendían las ambiciones imperiales de Moscú sobre sus viejos territorios en Ucrania y la amenaza que según su parecer supone para Moscú el gobierno elegido por los ucranianos.

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