Estados Unidos ha anunciado este jueves que Israel ha accedido a habilitar pausas diarias de cuatro horas en los ataques de Gaza. Este acuerdo anunciado por el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional, John Kirby, coincide con las conversaciones que Israel, EE UU y Qatar celebran en Doha, la capital de este país del golfo Pérsico, unas negociaciones que por ahora no han logrado su objetivo de liberar a algunos de los más de 240 rehenes que capturó Hamás el 7 de octubre. Con este acuerdo para las pausas humanitarias, Israel cede —parcialmente— a las presiones internacionales, aunque no haya oficialmente un alto el fuego. El objetivo es permitir el acceso de ayuda humanitaria y que los residentes del enclave palestino puedan desplazarse al sur para escapar de los bombardeos.
“Los combates continúan y no habrá alto el fuego sin la liberación de nuestros rehenes. Israel permite corredores de tránsito seguros desde el norte de la franja de Gaza hacia el sur, como lo hicieron ayer (por el miércoles) 50.000 gazatíes”, dejó claro la oficina del primer ministro, Benjamín Netanyahu, en un comunicado. Tanto Israel como su principal aliado consideran que un alto el fuego permitiría coger aire a Hamás. Por eso, en la misma línea que Netanyahu, el presidente estadounidense, Joe Biden, reconoció que a corto plazo “no hay ninguna posibilidad” del cese de las hostilidades.
El acuerdo —si se cumple— supondría el primer respiro en un mes de bombardeos israelíes que han dejado más de 10.800 muertos en Gaza, según las autoridades sanitarias del enclave, que gobierna Hamás. La Casa Blanca, que anunció la iniciativa, calificó la decisión de “un paso en la dirección correcta”. Pero el propio Biden reconoció que la concesión israelí se queda corta respecto a lo que él había pedido, una pausa de más de tres días para permitir la liberación de los rehenes retenidos por Hamás.
Es “un error especialmente grave” aceptar esos paréntesis sin la liberación de todos los secuestrados, criticó el ministro de Seguridad Nacional, el ultra Itamar Ben-Gvir, a través de la red social X (antes Twitter). Esas pausas se anunciarán tres horas antes de su comienzo. Para el traslado de personas, Israel permitirá dos corredores humanitarios entre el norte y el sur de la Franja, uno en la costa y otro, que ya ha operado durante algunas horas a lo largo de los últimos días, en el interior, según la Casa Blanca. Mientras estén en vigor las pausas, las fuerzas israelíes no llevarán a cabo ningún tipo de operación en Gaza, aseguró Kirby. “Queremos ver esas pausas puestas en práctica durante el tiempo que sea necesaria la ayuda humanitaria”, agregó el portavoz estadounidense.
La reunión de alto nivel en la capital de Qatar tuvo lugar después de que, el miércoles, mediadores del Gobierno local se reunieran con representantes de Hamás, informa la agencia Reuters. Una delegación del movimiento islamista encabezada por Ismail Haniya y Jaled Mashal se ha desplazado a El Cairo. Egipto sigue sin aceptar la salida de refugiados de la Franja, más allá de algunos ciudadanos con doble pasaporte y unas decenas de heridos. Lo hacen por el paso fronterizo de Rafah, único que no linda con Israel, que es clave también en la resolución de la crisis humanitaria de Gaza al permitir la llegada de ayuda. A lo largo del jueves salieron de la Franja 695 extranjeros y una docena de heridos, según Reuters.
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Los jefes del Mosad, David Barnea, y la CIA, William Burns, los servicios de espionaje exterior israelí y estadounidense, mantuvieron un encuentro con el primer ministro catarí, Mohamed bin Abdulrahman al Thani, para avanzar en los términos del pacto. Antes del anuncio de la Casa Blanca, el presidente de Israel, Isaac Herzog, trató de frenar el posible optimismo que pudieran estar generando las informaciones que las distintas fuentes iban filtrando. “No hay una propuesta real que sea viable por parte de Hamás sobre este tema”, señaló a la cadena estadounidense NBC.
Presiones de Biden
El anuncio llega después de una serie de intensos contactos diplomáticos y de negociaciones entre Estados Unidos e Israel, en las que se ha involucrado el propio presidente Biden. El inquilino de la Casa Blanca había reconocido que el pasado lunes, en su última conversación directa de la que se tenga noticia con Netanyahu, le pidió específicamente luz verde a esos respiros. La línea oficial de Washington es de optimismo. “Es un paso excelente, que entre otras cosas ayudará a reducir los números de víctimas civiles”, lo describía Kirby, que resaltaba igualmente las presiones estadounidenses para arrancar este gesto a Israel.
“Las pausas llegan después de la implicación personal del presidente con el primer ministro y de otros varios niveles dentro de la Administración. Eso incluye, por supuesto, al secretario de Estado, Antony Blinken, quien acaba de completar otra gira por la región, y conversaciones que el consejero de Seguridad Nacional, Jake Sullivan, ha mantenido con sus homólogos. También el secretario de Defensa, Lloyd Austin. Es innegable que estas decisiones han llegado a raíz de una enorme implicación de esta Administración para garantizar que la ayuda humanitaria entra y la gente puede salir de manera segura”, ha subrayado el alto cargo.
Pero los respiros a los que Israel ha dado su visto bueno se quedan muy lejos de lo que Biden tenía en mente. Así lo ha reconocido el propio presidente en unas breves declaraciones a la prensa que le acompaña en un viaje al Estado de Illinois. Según apuntó, él había pedido a Netanyahu “una pausa más larga de tres días”. Ni él ni la Casa Blanca precisaron qué duración tenía en mente. Por primera vez desde el inicio de la crisis, Biden dio a entender cierta irritación con el primer ministro del país aliado. Preguntado si se sentía frustrado en sus negociaciones con Netanyahu, indicó que el anuncio de las pausas “ha llevado más tiempo del que hubiera esperado”.
Los portavoces militares israelíes insistieron en que solo se están llevando a cabo “pausas tácticas” en lugares y horas concretas de la Franja para permitir que la población, empujada a un desplazamiento forzoso, pueda escapar de los bombardeos si no quiere ser considerada objetivo de los ataques.
Qatar, país de acogida de algunos líderes de Hamás, ha sido desde el principio del conflicto una bisagra necesaria ante una posible desescalada. Su mediación ya consiguió liberar a cuatro mujeres israelíes que secuestró la milicia fundamentalista el 7 de octubre. Aquel día, el más negro en los 75 años de historia del país y detonante de la actual guerra, cientos de milicianos armados accedieron desde Gaza a territorio israelí, matando a unas 1.400 personas. En la operación militar por tierra, mar y aire como respuesta, además de morir esos más de 10.800 habitantes de la Franja, han caído también 39 integrantes de las tropas invasoras. Entre los que han perdido la vida en el enclave mediterráneo hay 99 trabajadores de la agencia de la ONU para los refugiados palestinos (UNRWA).
Aunque Israel asegura que no tiene planes de quedarse dentro de Gaza tras la guerra, hay imágenes que pretenden simbolizar el devenir del conflicto. Miembros de su ejército alardearon de conquistar la Franja en una ceremonia en la playa del enclave palestino con izado de bandera incluido.
Mientras, la Cisjordania ocupada y la frontera con Líbano, con constante intercambio de proyectiles entre Israel y la guerrilla chií de Hezbolá, siguen siendo pasto de la violencia. Solo en la ciudad cisjordana de Yenín, una quincena de palestinos perdieron este jueves la vida durante una operación militar israelí que incluyó despliegue aéreo y terrestre.
También este jueves, un dron cayó en una escuela de la ciudad israelí de Eilat, a orillas del mar Rojo, antes de que un misil que se dirigía a esa misma zona fuera interceptado por los sistemas antiaéreos israelíes. Los rebeldes hutíes habían reivindicado desde Yemen en el último mes ataques anteriores de este tipo.
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