Un profesor muere apuñalado en un ataque con un cuchillo en un instituto del norte de Francia | Internacional

El terrorismo islamista ha vuelto a golpear en el corazón de Francia: su escuela laica y republicana. Y en un momento de tensión tras la matanza perpetrada contra Israel el fin de semana pasado y la escalada bélica entre israelíes y palestinos.

Dominique Bernard, un profesor de francés de 57 años, ha muerto este viernes apuñalado por un islamista en el instituto público Gambetta-Carnot de Arras, municipio de 40.000 habitantes en las viejas tierras mineras e industriales del norte de Francia.

El atacante, que ha sido identificado como Mohammed M. y está detenido, ha pronunciado la frase “Allahu akbar” (Dios es grande) en el momento de los hechos. Se trata de un hombre de 20 años, antiguo alumno del centro, de origen checheno y fichado por las autoridades por radicalización islamista.

Otro docente y un trabajador de mantenimiento han resultado heridos. El caso está siendo investigado como atentado terrorista, aunque se desconoce si tiene un vínculo directo con la guerra en Oriente Próximo.

La policía francesa y los bomberos aseguran la zona donde un profesor ha muerto apuñalado y dos personas han resultado heridas graves, en el instituto Gambetta-Carnot, del municipio en Arras, en el norte de Francia, el 13 de octubre de 2023.PASCAL ROSSIGNOL (REUTERS)

La Fiscalía Antiterrorista ha abierto una investigación por asesinato, tentativa de asesinato y asociación de malhechores en relación con un acto terrorista. Las fuerzas de seguridad han detenido a un total de nueve personas, incluidos el hermano menor del agresor, su madre, su hermana y su tío.

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El asesinato del profesor en Arras sucede tres días antes de conmemorarse el tercer aniversario de la decapitación del profesor Samuel Paty por un islamista. El agresor también era de origen checheno.

“Casi tres años exactos después del asesinato de Samuel Paty, la barbarie del terrorismo islamista vuelve a golpear en una escuela”, ha declarado el presidente de la República, Emmanuel Macron, en Arras. “De nuevo, una escuela es golpeada por el terrorismo, y en un contexto que todos conocemos”, ha añadido en alusión a la guerra en Oriente Próximo.

Macron ha explicado que este mismo viernes se ha desarticulado otra tentativa de atentado contra una escuela en la provincia de Yvelines, en el oeste de París. Ha añadido: “Respondemos en bloque y nos mantenemos en pie”.

Era un mediodía gris en Arras y en el instituto Gambetta-Carnot, un edificio de los años cincuenta en el centro de la ciudad, terminaban las clases de la mañana. Algunos iban al comedor, otros jugaban en el patio o se preparaban para regresar a casa a almorzar.

Bartolomé, un alumno de 11 años, cuenta que estaba jugando al fútbol en el patio cuando todo el mundo empezó a correr. Él, al principio, no entendía qué ocurría. Creyó que se trataba de una pelea. Entonces, vio al profesor de Deporte, uno de los supervivientes, desplomarse por las heridas con el puñal, y corrió a refugiarse en un aula. Pasó más dos horas y media encerrado dentro con sus compañeros.

“En mi clase había gente que decía: ‘Vamos a morir, hay un terrorista en el colegio”, explica el alumno. “Por lo que entiendo iba con cuchillos, es espantoso lo que ha hecho, pero no creo que hubiesen podido entrar y matarnos a todos”. Y añade: “Al parecer, quería un profe de Historia, mi madre es profe de Historia, imaginar que hubiese podido morir es horrible.”

Junto a Bartolomé, sus padres esperan detrás de un perímetro de seguridad a la hija mayor, Ester, que ha presenciado los hechos y dado su testimonio a los investigadores. Cuando por fin llega, los cuatro se abrazaron y lloraron juntos. ”Nunca habríamos pensado que esto podía ocurrir en Arras”, dice Laetitia, madre de otra alumna del instituto. “Esta es una ciudad pequeña, estas cosas ocurren en París, en Marsella”, añade.

Martin Dousseau, profesor de Filosofía en el Gambetta-Carnot, pasaba por el patio cuando el agresor empezó a amenazar con dos cuchillos a quien se le acercaba y a preguntar por un profesor de Historia al que apuñalar. Según Dousseau, esto se debe a que, tras el asesinato de Paty a manos de un terrorista islamista hace tres años, el profesor de Historia se ha convertido en un símbolo. “Yo le dije: ‘¡Usted no puede hacer esto!’. Él me dijo: ‘¡Eres profesor de Historia! ¡Eres profesor de Historia!’. Corrió hacia mí y yo me encerré en el edificio y cerramos la puerta de vidrio con candado. Él intentaba abrir”, cuenta.

Unos minutos antes del atentado, el profesor Dousseau estaba explicándoles a sus alumnos de 16 y 17 años: “Decís que la religión no os interesa, pero os podría afectar: porque hay vida y muerte, porque puede haber atentados de los que seáis testigos o en vuestro país. Se lo estaba contando justo antes, es curioso”. El lunes, cuando retomen las clases, el profesor quiere insistirles a los alumnos en que hay que aprender a vivir juntos y que deben interesarse por la historia, por el resto del mundo. “Lo trágico”, afirma, “puede surgir en cualquier lugar”.

No es que Francia lo hubiese olvidado. Las autoridades llevaban días movilizadas ante el temor de que la guerra en Oriente Próximo provoque tensiones en Francia. Este es el tercer país del mundo con más población judía (después de Israel y Estados Unidos) y uno de los países occidentales con mayor población musulmana.

El Gobierno, que ha prohibido temporalmente manifestaciones propalestinas para evitar desbordamientos, ha registrado un centenar de actos antisemitas desde el fin de semana, ninguno de extrema gravedad, pero suficiente para reforzar la precaución y la vigilancia en los centros educativos y en los lugares de culto judíos. Los atentados antisemitas en una escuela de Toulouse en 2012 o contra un supermercado judío en enero 2015 perviven en la memoria.

Macron, en su declaración en Arras, explicó que el director ha decidido abrir las puertas del centro este sábado. Y añadió: “Se ha tomado la decisión de no ceder ante el terror, de no permitir que nada nos dividida. Y de recordar que la escuela y la transmisión se encuentran en el corazón de esta lucha contra el oscurantismo”.

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