Israel sopesa un alto el fuego en Gaza ante la presión de las familias de los rehenes | Internacional

El doble objetivo de derrotar a Hamás para siempre y liberar al mismo tiempo a los rehenes capturados en Israel tropieza con la cruda realidad de un conflicto de Gaza que dura ya más de 100 días sin visos de “victoria militar total”, como reclama el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu. El antiguo jefe de las Fuerzas Armadas Gadi Eizenkot, miembro del gabinete restringido que dirige la estrategia de la guerra y un exgeneral que perdió hace un mes a un hijo combatiendo en la Franja, ha advertido de que solo se conseguirá la liberación de los secuestrados mediante la vía de la negociación, tras un cese de hostilidades. En este clima de incertidumbre sobre la contienda en el Estado judío, los familiares de los más de un centenar de cautivos en el enclave palestino han redoblado las movilizaciones para exigir al Gobierno que dé prioridad a la liberación de los rehenes sobre los demás objetivos de la guerra. Para ello, han acampado ante las residencias particulares de Netanyahu en Jerusalén y en la costa mediterránea. Netanyahu recibió el lunes a representantes del Foro de Familiares de Rehenes y Desaparecidos y les anunció que estaba sopesando un acuerdo sobre los secuestrados, sin ofrecerles más detalles.

Fuentes citadas por la agencia Reuters han asegurado este miércoles que Israel y Hamás han alcanzado progresos, tras varias semanas de negociaciones a través de mediadores egipcios y cataríes, para establecer un alto el fuego de 30 días. Un portavoz del Gobierno israelí desmintió más tarde el acercamiento de posturas, mientras que la organización islamista palestina mantenía silencio. El cruce de propuestas entre ambos bandos no ha cesado en los últimos días, en un supuesto ejercicio de regateo negociador.

Los servicios de inteligencia militares de Egipto revelaron el martes un plan israelí de alto el fuego de hasta 60 días para intercambiar en varias fases a grupos de secuestrados por presos palestinos en cárceles israelíes. Hamás rechazó de entrada este plan, pues exige como condición previa que Israel se comprometa a poner fin a la guerra y se retire de la Franja palestina antes de cerrar cualquier tipo de acuerdo. Netanyahu también se opuso el lunes a otra oferta de los islamistas palestinos: alto el fuego de 90 días e intercambio paulatino de rehenes por reclusos.

“Lo importante es que Netanyahu ha recibido a una delegación de las familias de los rehenes, lo que no ha sido habitual durante la guerra, y que hay señales de que se está negociando un posible acuerdo. Estamos asistiendo a las primeras fases de las conversaciones, como ya ocurrió antes de la salida de más de un centenar de secuestrados en noviembre”, explicaba en la noche del martes Yair Moses, ingeniero informático de 52 años, en el campamento provisional instalado en la céntrica calle de Gaza de Jerusalén ante la residencia del primer ministro. “Ojalá que esta vez salga todo bien”, musitaba tras los fracasos de anteriores iniciativas con mediación de Qatar y Egipto, coordinados con Israel a través de Estados Unidos.

Yair Moses, el martes en el campamento de los familiares de los rehenes secuestrados en Gaza montado ante la residencia del primer ministro en Jerusalén. Sostiene un cartel con la imagen de su padre, Gadi Moses, de 79 años, secuestrado el 7 de octubre en el kibutz Nir Oz.J.C.S

Decenas de familiares y voluntarios se afanaban en acondicionar una gran tienda de campaña como sala de reuniones y cocina colectiva, al tiempo que este portavoz del Foro sostenía un cartel con la imagen de su padre, Gadi Moses, de 79 años, secuestrado el 7 de octubre en el kibutz Nir Oz, granja colectiva en el área limítrofe con la Franja. “Confío en que puede ser uno de los primeros en ser liberados, dada su edad”, aseguraba su hijo. No tiene noticias suyas desde el 14 de diciembre, cuando fue mostrado con vida en un vídeo difundido por la Yihad Islámica Palestina en Gaza. “Creemos que su vuelta a casa y la del resto de los rehenes debe ser la prioridad absoluta”, concluía, “ya que la sociedad civil de Israel está con nosotros”.

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Mientras Israel debate sobre un alto el fuego, la guerra se acelera en Gaza con la mayor ofensiva registrada desde hace un mes en el sur del enclave. El director de la agencia de la ONU para los refugiados palestinos (UNRWA) en Gaza, Thomas White, ha informado de que un ataque en la tarde del miércoles contra uno de sus centros en Jan Yunis, donde se refugiaban cientos de desplazados por la guerra, ha matado al menos a nueve personas y ha herido a 75. “Dos proyectiles de tanque han impactado en un edificio”, ha detallado White, quien teme que haya “un gran número de víctimas”. El ejército israelí continúa bombardeando la principal ciudad del sur de Gaza, y ha ordenado la evacuación de algunos sectores donde considera que se esconden dirigentes de Hamás.

Orden de evacuación de civiles

Hasta el mediodía del miércoles, el Ministerio de Sanidad gazatí ha contabilizado en las últimas 24 horas 210 muertos, lo que eleva a 25.700 la cifra de fallecidos desde el comienzo del conflicto. Las fuerzas israelíes han cortado además el paso hacia los principales hospitales de la zona y cerrado la mayor vía de escape hacia los campamentos de desplazados de Rafah, en la frontera con Egipto. Según la ONU, el ejército israelí ordenó evacuar varios sectores de Jan Yunis, donde residen unos 88.000 habitantes y se han asentado unas 425.000 personas desplazadas, y en los que se encuentran los principales centros sanitarios aún operativos. En la periferia de la franja de Gaza, el ejército ha demolido ya con explosivos 1.100 edificios de los 2.800 que tiene previsto derribar para crear una zona de seguridad sin construcciones en la frontera, según ha precisado este miércoles un portavoz castrense. La misma fuente eleva a cerca de 10.000 la cifra de milicianos de Hamás muertos en combate desde el inicio de la guerra.

Los planes de cese temporal de hostilidades que se manejan por Israel y Hamás coinciden en establecer que en una primera fase serán puestos en libertad los menores de edad, las mujeres, los enfermos crónicos y los rehenes civiles en manos de Hamás y otras milicias islámicas, a cambio de un alto el fuego aceptado por ambas partes, y de la excarcelación de un número de presos palestinos pendiente de fijar. El Ministerio de Asuntos Exteriores de Qatar ha destacado que se trata de “negociaciones serias”, en las que todavía quedan flecos pendientes necesitados de intensos esfuerzos diplomáticos. “Estamos recibiendo un flujo constante de réplicas desde ambas partes”, puntualizó un portavoz en Doha.

Brett McGurk, asesor de la Casa Blanca para Oriente Próximo, que ya participó hace dos meses en el primer acuerdo de intercambio de rehenes por presos, se encuentra en Egipto, dentro de una gira de mediación por varios países de la región. Uno de los portavoces del presidente Joe Biden precisó este martes en Washington que McGurk está examinando la posibilidad de cerrar un nuevo acuerdo sobre rehenes “que requerirá una pausa humanitaria de cierta duración”, sin precisar cuánto tiempo exactamente ni considerar aún que los contactos actuales alcancen el nivel de “negociaciones”. The Wall Street Journal informa a su vez de que Hamás asegura estar dispuesto a discutir un acuerdo. Los servicios de inteligencia de Israel estiman que la milicia y sus aliados mantienen en Gaza a más de 130 rehenes, aunque precisan que más de una veintena de ellos han fallecido durante el cautiverio, sin detallar si ha sido a causa de enfermedades o por ataques israelíes.

La ola de protestas de los familiares de los secuestrados se ha concentrado desde el comienzo del conflicto en la llamada Plaza de los Rehenes, ante al Museo de Arte de Tel Aviv, donde se han convocado periódicas manifestaciones multitudinarias. Su foco se ha extendido. Decenas de personas acamparon el sábado en torno a la residencia de verano y fines de semana de Netanyahu en la ciudad costera de Cesarea. “Las familias están hartas, pedimos un acuerdo ahora mismo”, reclamaron en un comunicado en el que sobrevolaba una demanda de elecciones anticipadas ante el primer ministro, quien parece decidido a prolongar la guerra, mediante la presión militar a ultranza, por conveniencia política.

Además, en la noche del domingo, la protesta se trasladó ante la vivienda privada de Netanyahu en la calle de Gaza de Jerusalén, convertida en residencia oficial de hecho a causa de las obras de rehabilitación del tradicional hogar de los primeros ministros en Israel en la cercana calle de Balfour. Varios de los miembros del Foro de Familiares de Rehenes y Desaparecidos irrumpieron además el lunes en una sesión de la Kneset tras romper el cordón de seguridad de la Cámara legislativa para reclamar su liberación, antes de ser expulsados por los vigilantes del recinto parlamentario. Con pancartas con el lema El tiempo se agota, centenares de mujeres han cortado este miércoles calles de Jerusalén y Tel Aviv en protesta por la demora en la conclusión de un alto el fuego que permita la salida de los rehenes de Gaza.

“Rendición de Israel”

A la vista del creciente protagonismo de las movilizaciones en los medios informativos, Netanyahu decidió recibir el lunes a una delegación del foro de familiares. Les aseguró que no existe “una propuesta real de Hamás” detrás de su plan de alto el fuego, que definió como una “rendición de Israel”. Finalmente, el primer ministro anunció a los familiares de los secuestrados que él contaba con su propia propuesta, que no les concretó. Según trascendió posteriormente en las redes sociales, el plan contemplaría un alto el fuego de hasta 60 días con intercambio de rehenes por presos, según desveló el portal digital informativo Axios.

En la noche del lunes, los manifestantes rociaron con agua teñida de rojo la residencia privada de Netanyahu en la calle de Gaza, protegida por un fuerte despliegue policial y sembrada de vallas y barricadas que cortaban esa transitada arteria del centro de Jerusalén. Bajo el temporal de lluvia y frío que barre Oriente Próximo, los familiares de los rehenes advierten de que no levantarán su campamento hasta que el compromiso para liberar a los cautivos sea firme.

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