Un estudio reciente ha revelado una paradoja en el Tercer Sector: aunque las mujeres constituyen la mayor parte de la fuerza laboral en las organizaciones no gubernamentales (ONG), su participación en roles de liderazgo es notablemente inferior en relación con los hombres. Aunque las ONG están mayoritariamente compuestas por trabajadoras, la presencia femenina en presidencias y cargos directivos continúa siendo desproporcionada, lo que destaca la permanencia de las disparidades de género en el área del liderazgo.
Un análisis reciente ha puesto en evidencia una paradoja en el Tercer Sector: a pesar de que las mujeres representan la mayoría de la fuerza laboral en las organizaciones no gubernamentales (ONG), su presencia en puestos de liderazgo sigue siendo significativamente baja en comparación con los hombres. A pesar de que las ONG están impulsadas mayoritariamente por trabajadoras femeninas, la representación de mujeres en las presidencias y en cargos directivos sigue siendo desigual, lo que resalta la persistencia de brechas de género en el ámbito del liderazgo.
Según un informe elaborado anualmente por la Fundación Lealtad, que estudia la situación de la mujer en el Tercer Sector, el 74% del personal contratado en las organizaciones sin ánimo de lucro está compuesto por mujeres. Este porcentaje es considerablemente superior a la media nacional de ocupación femenina en otros sectores, que se encuentra en un 46,6%. Sin embargo, a pesar de esta fuerte presencia femenina, la igualdad de género en los niveles más altos de toma de decisiones sigue siendo una asignatura pendiente.
Un dato significativo es la repartición de poder en las estructuras de gobierno de las ONG. A pesar de que las mujeres representan el 49% de los miembros en los órganos de gobierno de las ONG acreditadas, únicamente el 43% de estas organizaciones cuentan con una mujer como presidenta. Por otro lado, la dirección general presenta una imagen un poco más balanceada, con el 51% de las organizaciones lideradas por mujeres, lo que muestra un modesto progreso en contraste con otros sectores donde la representación femenina aún es escasa.
Otro dato relevante es la distribución de poder dentro de las estructuras de gobierno de las ONG. Aunque las mujeres ocupan el 49% de los puestos en los órganos de gobierno de las ONG acreditadas, solo el 43% de estas organizaciones tienen una presidenta. En cambio, la dirección general muestra un panorama algo más equilibrado, con un 51% de las organizaciones dirigidas por mujeres, lo que refleja un pequeño avance en comparación con otros sectores donde la representación femenina sigue siendo baja.
Aunque se han logrado progresos, el estudio destaca que el Tercer Sector sigue mostrando una brecha de género en comparación con otros sectores. En relación con el ámbito empresarial, la administración pública o el entorno académico, el Tercer Sector parece avanzar más en cuanto a representación femenina, pero aún queda un largo camino por recorrer. Las mujeres componen el 49% de los puestos en los órganos de gobierno de las ONG, mientras que en el sector empresarial apenas representan el 35%, en la Administración General del Estado alcanzan el 41,6% y en el ámbito universitario solo el 26,3% de los catedráticos son mujeres.
A pesar de los avances registrados, el estudio subraya que el Tercer Sector sigue siendo un ejemplo de disparidad de género cuando se comparan las cifras con otros sectores. En comparación con el mundo empresarial, la Administración Pública o el ámbito académico, el Tercer Sector parece avanzar más en términos de representación femenina, pero todavía queda mucho camino por recorrer. Las mujeres ocupan el 49% de los puestos en los órganos de gobierno de las ONG, mientras que en el sector empresarial solo representan el 35%, en la Administración General del Estado el 41,6% y en el mundo universitario solo el 26,3% de los catedráticos son mujeres.
Además de su impacto en la igualdad de género, el Tercer Sector tiene una relevancia significativa para la economía y el empleo. Representa el 1,44% del Producto Interno Bruto (PIB) nacional y es responsable de miles de empleos, consolidándose como un motor de oportunidades laborales, especialmente para las mujeres. Las organizaciones no lucrativas, que abarcan áreas como la acción social, la cooperación al desarrollo, la ayuda humanitaria, la investigación en salud y el medio ambiente, gestionan un presupuesto cercano a los 1.700 millones de euros y emplean a aproximadamente 41.000 personas. Estas entidades también cuentan con el apoyo de más de 2,6 millones de socios y 113.000 voluntarios.